Alfredo, con el rostro abatido de pesar se reúne con su amiga Marisa en un bar a tomar un café.
Deprimido descargó en ella sus angustias...que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación...todo parecía estar mal en su vida.
Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 50 dólares y le dijo:
- Alfredo, ¿quieres este billete?
Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
- Claro Marisa...son 50 dólares, ¿quién no los querría?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo volvió a preguntarle:
- Y ahora, ¿igual lo quieres?
- Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares, claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
- ¿Lo sigues queriendo?
- Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor...
- Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado.
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin decir palabra alguna mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó:
- Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite !!
Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente MERECEMOS MAS y que PODEMOS CONSEGUIRLO si nos lo proponemos. Claro que el mero propósito no alcanza...se requiere de la ACCIÓN para lograr los beneficios. Yo sé que se puede y que existen innumerables caminos para conseguirlo.
HISTORIAS DE VIKINGOS
Los Vikingos atravesaban velozmente el mar asolando las costas desde sus "drakkars" (llamadas así porque las proas y popas de sus naves estaban adornadas con cabezas de dragón). Los vikingos, que significa "hombres del norte", fueron la última de las tribus bárbaras llamadas germanas por los romanos que aterrorizó Europa. La población se sentía atemorizada por los vikingos debido a su ferocidad y crueldad. Por otra parte, además de buenos guerreros, los vikingos eran diestros artesanos, marineros, exploradores y comerLas tácticas de los Vikingos
El modo de saqueo de los vikingos impulsa la construcción de castillos y favorece la descentralización política del feudalismo. Además los vikingos establecieron regímenes políticos y administrativos en los territorios conquistados. Algunos de ellos no sobrevivieron a la era de los vikingos, como los reinos de Dublín y York; pero Islandia sigue existiendo como Estado, la monarquía de Kiev sería la base del Imperio Ruso, y huellas del talento organizador de los jefes vikingos son claramente visibles hoy día enla Isla de Man y en Normandía.
Se dice que el inicio del nombramiento de vikingos a los escandinavos tiene lugar con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793), siendo pronto seguido por ataques a otros monasterios, ya que los Vikingos tenían tradiciones paganas y creencias en los dioses nórdicos (Odín, Thor, Heimdall). Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están llenos de relatos aterradores. Los vikingos emplean un modo de saqueo parecido a la guerrilla, haciendo uso de sus veloces naves, llegan a las costas europeas de manera impredescible y atacan rápida y violentamente, tratando de conseguir el mayor botín, para retirarse tan rápido como llegaron, dando pie a que no se les pueda hacer una fuerte resistencias, dando lugar al desgaste. Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa de las incursiones de los vikingos. Pero con el tiempo se volvieron más audaces, llegando a ocupar y a asentarse en gran parte de Europa. La magnitud y frecuencia de las incursiones vikingas en Inglaterra, Francia y Alemania aumentó hasta el punto de convertirse en verdaderas invasiones, en las que se establecían asentamientos con miras a incursiones posteriores. El territorio de asentamiento vikingo del noroeste de Francia se denominó Normandía, que procede del término "hombres del norte" y dio el nombre de normandos a sus habitantes. as conquistas de los Vikingos
La ganadería, la agricultura y la pesca fueron la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII los vikingos comenzaron sus agresivas incursiones sobre las costas de Europa. Las razones pueden ser diversas. La incursiones de los vikingos posiblemente se debieron al descubrimiento de la riqueza de los pueblos del sur por los comerciantes, aunado a la relativa debilidad de éstos y su ventaja como navegantes experimentados y veloces embarcaciones.
A finales del siglo VIII, ya realizaban grandes incursiones a través de los ríos de Rusia, estableciendo fortificaciones defensivas. En el siglo IX gobernaban Kiev; y en el 907, una escuadra de 2.000 embarcaciones y 80.000 hombres de los vikingos atacó Constantinopla, aceptando el ventajoso acuerdo comercial que el emperador bizantino les ofreció a cambio de su retirada.
Un gran ejército danés de los vikingos invadió Inglaterra en el 865, continuando a lo largo de dos siglos su expansión por la mayor parte de la isla. Canuto, quien gobernó simultáneamente Dinamarca y Noruega, fue uno de los últimos reyes vikingos de Inglaterra antes del año 1066. Una gran flota que atravesó el Sena con la intención de atacar París en el año 871 tuvo sitiada la ciudad durante dos años, hasta que se llegó a un beneficioso acuerdo económico para los vikingos. Este incluía un elevado pago en metálico y el permiso para saquear el oeste de Francia sin impedimento.
A cambio del cese de las incursiones y de la conversión de los vikingos al cristianismo en el año 911, el rey de Francia dio el nombramiento de duque al jefe vikingo de Normandía. Del ducado de Normandía, surgieron varios famosos guerreros vikingos. Entre ellos se encuentran: Guillermo I, que conquistó Inglaterra en el 1066; Robert Guiscard y su parentela, que le arrebataron Sicilia a los Árabes entre 1060 y 1091; Balduino I, rey del reino cruzado de Jerusalén.
Los Vikingos y sus descendientes controlaron durante algún tiempo la mayor parte de la costa Báltica, gran parte del interior de Rusia, Normandía (Francia), Inglaterra, Sicilia, el sur de Italia y parte de Palestina. En el 825 descubrieron Islandia, donde se asentaron en el 875 (aunque ya estaba habitada por monjes irlandeses). Los Vikingos, al mando de Erik el Rojo, colonizaron Groenlandia en el 985 y se dice que su hijo Leif Erikson llegó al nuevo mundo y exploraron parte de Norteamérica 500 años antes que
El modo de saqueo de los vikingos impulsa la construcción de castillos y favorece la descentralización política del feudalismo. Además los vikingos establecieron regímenes políticos y administrativos en los territorios conquistados. Algunos de ellos no sobrevivieron a la era de los vikingos, como los reinos de Dublín y York; pero Islandia sigue existiendo como Estado, la monarquía de Kiev sería la base del Imperio Ruso, y huellas del talento organizador de los jefes vikingos son claramente visibles hoy día en
Se dice que el inicio del nombramiento de vikingos a los escandinavos tiene lugar con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793), siendo pronto seguido por ataques a otros monasterios, ya que los Vikingos tenían tradiciones paganas y creencias en los dioses nórdicos (Odín, Thor, Heimdall). Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están llenos de relatos aterradores. Los vikingos emplean un modo de saqueo parecido a la guerrilla, haciendo uso de sus veloces naves, llegan a las costas europeas de manera impredescible y atacan rápida y violentamente, tratando de conseguir el mayor botín, para retirarse tan rápido como llegaron, dando pie a que no se les pueda hacer una fuerte resistencias, dando lugar al desgaste. Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa de las incursiones de los vikingos. Pero con el tiempo se volvieron más audaces, llegando a ocupar y a asentarse en gran parte de Europa. La magnitud y frecuencia de las incursiones vikingas en Inglaterra, Francia y Alemania aumentó hasta el punto de convertirse en verdaderas invasiones, en las que se establecían asentamientos con miras a incursiones posteriores. El territorio de asentamiento vikingo del noroeste de Francia se denominó Normandía, que procede del término "hombres del norte" y dio el nombre de normandos a sus habitantes. as conquistas de los Vikingos
La ganadería, la agricultura y la pesca fueron la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII los vikingos comenzaron sus agresivas incursiones sobre las costas de Europa. Las razones pueden ser diversas. La incursiones de los vikingos posiblemente se debieron al descubrimiento de la riqueza de los pueblos del sur por los comerciantes, aunado a la relativa debilidad de éstos y su ventaja como navegantes experimentados y veloces embarcaciones.
A finales del siglo VIII, ya realizaban grandes incursiones a través de los ríos de Rusia, estableciendo fortificaciones defensivas. En el siglo IX gobernaban Kiev; y en el 907, una escuadra de 2.000 embarcaciones y 80.000 hombres de los vikingos atacó Constantinopla, aceptando el ventajoso acuerdo comercial que el emperador bizantino les ofreció a cambio de su retirada.
Un gran ejército danés de los vikingos invadió Inglaterra en el 865, continuando a lo largo de dos siglos su expansión por la mayor parte de la isla. Canuto, quien gobernó simultáneamente Dinamarca y Noruega, fue uno de los últimos reyes vikingos de Inglaterra antes del año 1066. Una gran flota que atravesó el Sena con la intención de atacar París en el año 871 tuvo sitiada la ciudad durante dos años, hasta que se llegó a un beneficioso acuerdo económico para los vikingos. Este incluía un elevado pago en metálico y el permiso para saquear el oeste de Francia sin impedimento.
A cambio del cese de las incursiones y de la conversión de los vikingos al cristianismo en el año 911, el rey de Francia dio el nombramiento de duque al jefe vikingo de Normandía. Del ducado de Normandía, surgieron varios famosos guerreros vikingos. Entre ellos se encuentran: Guillermo I, que conquistó Inglaterra en el 1066; Robert Guiscard y su parentela, que le arrebataron Sicilia a los Árabes entre 1060 y 1091; Balduino I, rey del reino cruzado de Jerusalén.
Los Vikingos y sus descendientes controlaron durante algún tiempo la mayor parte de la costa Báltica, gran parte del interior de Rusia, Normandía (Francia), Inglaterra, Sicilia, el sur de Italia y parte de Palestina. En el 825 descubrieron Islandia, donde se asentaron en el 875 (aunque ya estaba habitada por monjes irlandeses). Los Vikingos, al mando de Erik el Rojo, colonizaron Groenlandia en el 985 y se dice que su hijo Leif Erikson llegó al nuevo mundo y exploraron parte de Norteamérica 500 años antes que
El fin de los Vikingos
Las incursiones de los vikingos cesaron a finales del siglo X. Dinamarca, Suecia y Noruega se habían convertido en reinos, y los reyes dedicaron la mayor parte de sus energías al gobierno de sus dominios. Con la expansión del Cristianismo, los antiguos valores guerreros de los vikingos se debilitaron hasta desaparecer. Las culturas que habían conquistado los absorbieron; y así los ocupantes y conquistadores de Inglaterra se volvieron ingleses, los normandos franceses, y los varegos rusos.
La era de los vikingos se cree que se extinguió con el último reducto hostil que representaba el rey Harald III el despiadado (Hardrada), el cual murió en acción en la batalla por intentar tomar posesión del territorio de Inglaterra en la batalla de Stamford Bridge en el año 1066. Aún así los descendientes de los vikingos, lograron consolidarse en el ámbito europeo y construyeron el primer reino ruso en Kiev. Los normandos por su parte, salieron de normandia y subieron a los tronos del reino de Jerusalén, Inglaterra, Cecilia, Nápoles, y del Imperio Latino.
Los vikingos dejaron de hacer incursiones a finales del siglo X, en parte debido a su conversión al cristianismo que implicó el abandono de sus pasadas creencias paganas y valores guerreros. Escandinavia se dividió en varios reinos y los nuevos gobernantes se concentraron en el gobierno de sus territorios. Las culturas que rodeaban los emplazamientos vikingos en Rusia, Francia y Gran Bretaña absorbieron a los vikingos. El desarrollo militar que generarían las batallas de los vikingos encontraría pronto uso en el oriente medio con el advenimiento de las cruzadas.
HISTORIAS DE VIKINGOS.
Esa es la realidad con la que se ha criado Hipo, un joven vikingo que no tiene talento ni atributos físicos para la lucha. Hijo del jefe Estoico el Vasto, Hipo se ha acostumbrado a constantemente defraudar las expectativas de su padre, quien sueña con tener un heredero valiente y hábil para el combate, capaz de proteger su pueblo.
Tras agotar sus esperanzas, Estoico el Vasto deja a Hipo en manos de su amigo Bocón el Rudo, un herrero y su confidente, quien se dedica a entrenar vikingos adolescentes en la lucha contra dragones.
Entre jóvenes aventureros y diestros con nombres como Patán Mocoso, Patapez, Brutilda y Brutacio, Hipo no es más que un objeto de burla; particularmente en comparación con Astrid, la estrella del grupo y más prometedora asesina de dragones.
Pero en vez de practicar el uso de su espada y escudo, Hipo insiste en experimentar con su inteligencia y logra derribar y capturar a uno de los dragones más peligrosos con un artefacto que se ingenió. Esa es la realidad con la que se ha criado Hipo, un joven vikingo que no tiene talento ni atributos físicos para la lucha. Hijo del jefe Estoico el Vasto, Hipo se ha acostumbrado a constantemente defraudar las expectativas de su padre, quien sueña con tener un heredero valiente y hábil para el combate, capaz de proteger su pueblo.
Pero, ¿qué sucedería si Hipo pudiera encontrar una mejor solución para enfrentar la adversidad? Esa es la pregunta que plantea el último filme de DreamWorks, Cómo entrenar a tu dragón, una cinta animada en 3D que se estrenó anoche en las salas de cine del país.
Pero ver al animal lesionado e indefenso le genera una fuerte compasión a Hipo, quien en vez de aprovechar la oportunidad para impresionar a su padre y a su pueblo, libera a la criatura y entabla con él una amistad.
Las incursiones de los vikingos cesaron a finales del siglo X. Dinamarca, Suecia y Noruega se habían convertido en reinos, y los reyes dedicaron la mayor parte de sus energías al gobierno de sus dominios. Con la expansión del Cristianismo, los antiguos valores guerreros de los vikingos se debilitaron hasta desaparecer. Las culturas que habían conquistado los absorbieron; y así los ocupantes y conquistadores de Inglaterra se volvieron ingleses, los normandos franceses, y los varegos rusos.
Los vikingos dejaron de hacer incursiones a finales del siglo X, en parte debido a su conversión al cristianismo que implicó el abandono de sus pasadas creencias paganas y valores guerreros. Escandinavia se dividió en varios reinos y los nuevos gobernantes se concentraron en el gobierno de sus territorios. Las culturas que rodeaban los emplazamientos vikingos en Rusia, Francia y Gran Bretaña absorbieron a los vikingos. El desarrollo militar que generarían las batallas de los vikingos encontraría pronto uso en el oriente medio con el advenimiento de las cruzadas.
HISTORIAS DE VIKINGOS.
Esa es la realidad con la que se ha criado Hipo, un joven vikingo que no tiene talento ni atributos físicos para la lucha. Hijo del jefe Estoico el Vasto, Hipo se ha acostumbrado a constantemente defraudar las expectativas de su padre, quien sueña con tener un heredero valiente y hábil para el combate, capaz de proteger su pueblo.
Pero ver al animal lesionado e indefenso le genera una fuerte compasión a Hipo, quien en vez de aprovechar la oportunidad para impresionar a su padre y a su pueblo, libera a la criatura y entabla con él una amistad.
Paso a la vida.
Aún me viene vagamente el recuerdo de aquel verano junto al mar. Cuando cierro los ojos, veo como las olas rompen en la playa y se adueñan de todo cuanto la arena posee. Casi puedo sentir en mi piel semidesnuda aquella brisa marina que aparecía por el horizonte azulado. Cada mañana, al despertar, presiento que todo volverá a ser como antes, y que cada tarde, cuando el sol se esconde, mis deseos se marchitan con su luz. El ansia de recordar el pasado es una espina más de este enorme cactus sobre el que se asienta mi vida.
Hoy no he podido sacar a pasear al perro que él me regaló hace unos años. Me molesta muchísimo que la gente me mire como si yo fuese culpable de todo cuanto pasa a mi alrededor. Siento un ridículo espantoso con este apretado vendaje que yo misma me ajusté en el brazo izquierdo, del que dirán que es algo que silencia, y con lo que de momento no puedo luchar.
Ricardo es una persona encantadora. Todos lo aprecian, los vecinos, los compañeros de trabajo, los familiares. Siempre se muestra muy cordial. Es, como solemos decir, un tipo genial. Nuestra hija lo quiere muchísimo. Tiene dos años y crece muy deprisa.
La primera vez me quedé atónita. Acabábamos de llegar de casa de sus padres. Yo estaba embarazada de Cristi de seis meses. Nada más entrar, le oí murmurar y gritar una y otra vez. Le habían molestado algunas de las ideas de futuro que yo había relatado a sus padres, pero lo que más le irritó fue la elección del ginecólogo que entre su madre y yo habíamos escogido, y, sobre todo, el hecho de que éste fuera un hombre. Me acerqué despacio hacia él para intentar calmarle cuando, inesperadamente para mí, se giró y sin más, una, dos…, mi mandíbula encajó las dos bofetadas que asestó y que me dejaron sin valor, sin palabras, sin miedo. Los días venideros fueron bastantes molestos, al menos para mí. Sin embargo, él hacía una vida muy normal, como si no hubiese sucedido nada.
Al nacer Cristi, nuestras miradas volvieron a cruzarse con sentimiento. Nuestro hogar se iluminó. No faltaban los abrazos, ni las flores en el jarrón. Todo se impregnó de magia y amor.
La segunda vez, yo estaba tranquila en casa dando el biberón a mi hija que ya contaba con cinco meses. Le oí entrar unas horas antes de lo habitual. Se mostraba furioso y muy enfadado. Enseguida me vino el recuerdo de lo ocurrido meses atrás. Minutos antes, yo había salido a comprar algunas cosas a la farmacia. Allí me encontré con un amigo de la infancia que hacía algún tiempo que no veía y, lógicamente, nos saludamos. Ese saludo me costó dos puñetazos y una fuerte patada en el costado. No conocía ese carácter suyo. No creí que pudiera salir de él. Cogí a mi hija y ambas nos refugiamos en una habitación. Al día siguiente su comportamiento era de absoluta indiferencia, y, hasta hoy, las bofetadas se suceden con una normalidad para él que a mí me aterra.
¿Cómo le pido que controle su carácter? ¿Cómo podría parar sus violentos impulsos? No lo sé, ya ni siquiera tolero su dulzura, y me entristece que nuestras vidas hayan tomado ese maldito rumbo, por eso, juro ante el todo poderoso que hoy ha sido el último día.
Eran alrededor de las siete de la tarde cuando sonó el timbre de la puerta. Ricardo se acerco para abrir y un señor vestido de traje se le identificó como policía. Iba acompañado de otros dos agentes uniformados. ¿Es usted Ricardo? Antes de que él contestara, y con la fuerza que yo aún tenía y la seguridad que me daba dicha presencia, aparecí tal cual en el hall junto a ellos. Sostenía a mi hija en brazos. Mi nariz todavía sangraba. Tenía la camiseta desgarrada y el pecho derecho casi al desnudo. Saqué el valor y el coraje que durante cinco largos años había guardado. Con lágrimas avenidas y la voz entrecortada grité: “Este hombre me ha pegado”.
El revuelo de la detención hizo salir a los vecinos y yo avancé hacia el exterior porque quería que me vieran, que sintieran el horror que había padecido. No quiero que nunca más piensen que fui una mala vecina. Simplemente no me dejaron.
Sé que a partir de ahora queda mucho por recorrer: la custodia de mi hija, la separación- porque los procesos judiciales son largos-, pero ya he dado el primer paso, quizás el más difícil, y con él recupero mi dignidad y mi autoestima, y sobre todo, la libertad de ser mujer. Por fin, podré sacar a pasear cada día mi perro.
Por Juan Herrera Barba.
Hoy no he podido sacar a pasear al perro que él me regaló hace unos años. Me molesta muchísimo que la gente me mire como si yo fuese culpable de todo cuanto pasa a mi alrededor. Siento un ridículo espantoso con este apretado vendaje que yo misma me ajusté en el brazo izquierdo, del que dirán que es algo que silencia, y con lo que de momento no puedo luchar.
Ricardo es una persona encantadora. Todos lo aprecian, los vecinos, los compañeros de trabajo, los familiares. Siempre se muestra muy cordial. Es, como solemos decir, un tipo genial. Nuestra hija lo quiere muchísimo. Tiene dos años y crece muy deprisa.
La primera vez me quedé atónita. Acabábamos de llegar de casa de sus padres. Yo estaba embarazada de Cristi de seis meses. Nada más entrar, le oí murmurar y gritar una y otra vez. Le habían molestado algunas de las ideas de futuro que yo había relatado a sus padres, pero lo que más le irritó fue la elección del ginecólogo que entre su madre y yo habíamos escogido, y, sobre todo, el hecho de que éste fuera un hombre. Me acerqué despacio hacia él para intentar calmarle cuando, inesperadamente para mí, se giró y sin más, una, dos…, mi mandíbula encajó las dos bofetadas que asestó y que me dejaron sin valor, sin palabras, sin miedo. Los días venideros fueron bastantes molestos, al menos para mí. Sin embargo, él hacía una vida muy normal, como si no hubiese sucedido nada.
Al nacer Cristi, nuestras miradas volvieron a cruzarse con sentimiento. Nuestro hogar se iluminó. No faltaban los abrazos, ni las flores en el jarrón. Todo se impregnó de magia y amor.
La segunda vez, yo estaba tranquila en casa dando el biberón a mi hija que ya contaba con cinco meses. Le oí entrar unas horas antes de lo habitual. Se mostraba furioso y muy enfadado. Enseguida me vino el recuerdo de lo ocurrido meses atrás. Minutos antes, yo había salido a comprar algunas cosas a la farmacia. Allí me encontré con un amigo de la infancia que hacía algún tiempo que no veía y, lógicamente, nos saludamos. Ese saludo me costó dos puñetazos y una fuerte patada en el costado. No conocía ese carácter suyo. No creí que pudiera salir de él. Cogí a mi hija y ambas nos refugiamos en una habitación. Al día siguiente su comportamiento era de absoluta indiferencia, y, hasta hoy, las bofetadas se suceden con una normalidad para él que a mí me aterra.
¿Cómo le pido que controle su carácter? ¿Cómo podría parar sus violentos impulsos? No lo sé, ya ni siquiera tolero su dulzura, y me entristece que nuestras vidas hayan tomado ese maldito rumbo, por eso, juro ante el todo poderoso que hoy ha sido el último día.
Eran alrededor de las siete de la tarde cuando sonó el timbre de la puerta. Ricardo se acerco para abrir y un señor vestido de traje se le identificó como policía. Iba acompañado de otros dos agentes uniformados. ¿Es usted Ricardo? Antes de que él contestara, y con la fuerza que yo aún tenía y la seguridad que me daba dicha presencia, aparecí tal cual en el hall junto a ellos. Sostenía a mi hija en brazos. Mi nariz todavía sangraba. Tenía la camiseta desgarrada y el pecho derecho casi al desnudo. Saqué el valor y el coraje que durante cinco largos años había guardado. Con lágrimas avenidas y la voz entrecortada grité: “Este hombre me ha pegado”.
El revuelo de la detención hizo salir a los vecinos y yo avancé hacia el exterior porque quería que me vieran, que sintieran el horror que había padecido. No quiero que nunca más piensen que fui una mala vecina. Simplemente no me dejaron.
Sé que a partir de ahora queda mucho por recorrer: la custodia de mi hija, la separación- porque los procesos judiciales son largos-, pero ya he dado el primer paso, quizás el más difícil, y con él recupero mi dignidad y mi autoestima, y sobre todo, la libertad de ser mujer. Por fin, podré sacar a pasear cada día mi perro.
Por Juan Herrera Barba.
Poema y pequeño relato del gran Mario Benedetti
Hagamos un trato
Compañera usted sabe que puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo
si alguna vez advierte que la miro a los ojos
y una veta de amor reconoce en los míos
no alerte sus fusiles ni piense qué delirio
a pesar de la veta o tal vez porque existe
usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo
no piense qué flojera, igual puede contar conmigo
pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted
es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo.
Y cuando digo esto quiero decir contar
aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda presurosa en mi auxilio
sino para saber a ciencia cierta
que usted sabe que puede contar conmigo.
El Otro Yo
Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
Compañera usted sabe que puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo
si alguna vez advierte que la miro a los ojos
y una veta de amor reconoce en los míos
no alerte sus fusiles ni piense qué delirio
a pesar de la veta o tal vez porque existe
usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo
no piense qué flojera, igual puede contar conmigo
pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted
es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo.
Y cuando digo esto quiero decir contar
aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda presurosa en mi auxilio
sino para saber a ciencia cierta
que usted sabe que puede contar conmigo.
El Otro Yo
Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
¿Quién fué Mario Benedetti?
Mario Benedetti (Paso de Toros, 1920- Montevideo, 2009)
MARIO BENEDETTI nació el 14 de septiembre del 1920, en el Paso de los Toros (Departamento de Tacuarembó, Uruguay), una ciudad a 200 kilómetros al norte de Montevideo, y murió en Montevideo el 17 de mayo de 2009. Vivió desde muy joven en la capital uruguaya y se educó en el Colegio Alemán y el Liceo Miranda. Trabajó, en Montevideo, como vendedor, taquígrafo, contable, funcionario público y periodista.
Entre 1938 y 1941 residió casi continuamente en Buenos Aires, pero en 1945 regresó a Montevideo y pasó a formar parte de la redacción del semanario Marcha, donde escribió hasta 1974, cuando la publicación fue clausurada por el régimen militar. En 1973, Benedetti se exiló y durante 12 años residió en Argentina, Perú, Cuba y España.
Vivir, después de todo
no es tan fundamental
lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe
cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
que estoy en condiciones
de mostrar dondequiera
y a quien sea
un vigente prolijo y minucioso
certificado de existencia.
El elefante encadenado, de Jorge Bucay
Lo que mas le gustaba del circo lo que mas los animales y entre todos ellos había uno especial, el elefante.
Durante su función, hacia despliegue de su tamaño y fuerza.....pero una vez terminado el elefante quedaba sujeto tan solo por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. El misterio era evidente ¿Como un animal tan grande se quedaba sujeto sin moverse atado tan solo a un trozo de madera?, lo que estaba claro es que el animal no quería huir, podía con toda seguridad ser capaz de arrancar un árbol de cuajo, y con mas facilidad arrancar la estaca y....huir.
Un día preguntó por el misterio del elefante y le dijeron que el elefante estaba amaestrado....pero si está amaestrado ¿porqué lo encadenan?, nadie le contestó ni le dieron una respuesta coherente, al cabo de unos años alguien podía contestarle a esa pregunta
EL ELEFANTE NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA DESDE QUE ERA MUY PEQUEÑO.
Cerró sus ojos y se imaginó al pequeño elefante intentando soltarse, y a pesar de su esfuerzo no pudo, se habría acostado agotado para volver a intentarlo el día siguiente, al otro y también al que seguía.....Hasta que un día el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme, que vivía en el circo, no escapaba porque creia-pobre-que NO PODIA
El tiene su registro y recuerda su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor se volvió a cuestionar seriamente ese registro. Jamás.....Jamás.....intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Todos somos un poco como ese elefante de circo, vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos", simplemente porque alguna vez, cuando éramos chiquitos, alguna vez, probamos y no pudimos....Hicimos lo que el elefante, grabarnos en nuestro recuerdo...NO PUEDO.....NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.
Como mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar la cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma.
!NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ"
La única manera de saber, es intentarlo una y otra vez y poniendo en cada intento el corazón
Por Jorge Bucay.
¿Quién es Jorge Bucay?
Jorge Bucay (Buenos Aires ,1949)
En su adolescencia, dada su procedencia familiar, trabajó de mozo o ayudante, vendedor ambulante, actor, animador de fiestas infantiles… En una palabra, no tuvo una adolescencia nada fácil.
Su tiempo lo divide entre conferencias por todos los rincones del mundo, charlas en universidades, mesas redondas, entrevistas, artículos en medios de comunicación o divulgando alguno de sus libros o asistiendo a alguna feria de libros.
Sus obras se han convertido, en muchos casos, en tiradas millonarias en lengua castellana: España, México, Venezuela, Puerto Rico…
Todos los libros y obras de Jorge Bucay
El camino de la espiritualidad, 2010
Seguir sin ti, 2009
El elefante encadenado, 2008
Las 3 preguntas. ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién?, 2008 (2010)
El candidato, 2006
El mito de la diosa fortuna, 2006
Cuenta conmigo, 2005 (2010)
Déjame que te cuente, 2005
Todo (no) terminó. Volver a empezar después de la ruptura de la pareja, 2004
El camino de la felicidad, 2002
El camino de las lágrimas, 2001
El camino del encuentro, 2001
20 pasos hacia adelante ,2000
Amarse con los ojos abiertos, 2000
El camino de la autodependencia, 2000
El cochero: Un libro en vivo..., 2000
De la autoestima al egoísmo, 1999
Cuentos para pensar ,1997
Recuentos para Demián ,1994
Cartas para Claudia ,1989
Cuento sobre la amistad, de Paolo Coelho.
Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales( a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…)
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
Buenos días.
Buenos días – Respondió el guardián
¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?.
Esto es el cielo.
Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles..
A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar.
Podéis beber toda el agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre
Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
CIELO.
¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.
De ninguna manera! – increpó el hombre
En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…
Por Paulo Coelho.
La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos.
En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo:
Buenos días.
Buenos días – Respondió el guardián
¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?.
Esto es el cielo.
Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos!
Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente.
Pero mi caballo y mi perro también tienen sed…
Lo siento mucho – Dijo el guardián – pero aquí no se permite la entrada a los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante.
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles..
A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía.
Buenos días – dijo el caminante.
El hombre respondió con un gesto de la cabeza.
Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo
Hay una fuente entre aquellas rocas – dijo el hombre, indicando el lugar.
Podéis beber toda el agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed.
El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre
Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste.
A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre.
CIELO.
¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo!
Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián.
El caminante quedó perplejo.
Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡ Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante.
De ninguna manera! – increpó el hombre
En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…
Por Paulo Coelho.
¿Quién es Paolo Coelho?
Paolo Coelho (Río de Janeiro, 1947)
Nació en el seno de una familia burguesa católica, iniciando sus estudios en un colegio Jesuita. Comenzó estudios de derecho para abandonarlos más tarde. Rebelde e inconformista, se unió al movimiento hippie viajando en 1970 por Centro América, Europa y África. A su regreso, en 1972, se inició en múltiples tareas como el periodismo, composición de letras para canciones, realización de guiones para televisión y dirección escénica. Como consecuencia de hacer el Camino de Santiago, publicó su primera novela, que lo tiene como tema, dedicándose de pleno a la labor de escribir.
Su estilo es sencillo, cargado de espiritualidad y narrando vivencias propias. Precisamente sobre su estilo, ha recibido feroces críticas por su escasa calidad gramatical, a lo que sin embargo él llama “lenguaje nuevo”. Sus lanzamientos editoriales se cuentan como éxitos de ventas en todo el mundo, ya que su obra se ha traducido a numerosos idiomas. Ha obtenido numerosos premios y es miembro de la Academia Brasileña de las Letras.
Todos los libros y obras de Paulo Coelho:
El vencedor está solo, 2009Como el río que fluye, 2007
La bruja de Portobello, 2006 (2010)
El Zahir, 2005
Once minutos, 2003 (2007)
Maktub, 2002 (2010)
El demonio y la señorita Prym, 2000
Verónika decide morir, 1998 (2007)
Manual del guerrero de la luz, 1997
La quinta montaña, 1996
A orillas del río Piedra, me senté y lloré, 1995
Las valkirias, 1995
Brida, 1990
El alquimista, 1988 (2008)
El Peregrino de Compostela (Diario de un mago), 1988 (2007)
Daniel Goleman, Inteligencia Emocional.
Daniel Goleman es un psicólogo estadounidense, nacido en Stockton, California, el 7 de marzo de 1947. Adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence (Inteligencia Emocional) ....
Daniel Goleman es un psicólogo estadounidense, nacido en Stockton, California, el 7 de marzo de 1947. Adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence (Inteligencia Emocional) en 1995.Daniel Goleman posteriormente también escribio Inteligencia Social, la segunda parte del libro Inteligencia Emocional.
Trabajó como redactor de la sección de ciencias de la conducta y del cerebro de The New York Times. Ha sido editor de la revista Psychology Today y profesor de psicología en la Universidad de Harvard, universidad en la que se doctoró.Goleman fue cofundador de la Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning en el centro de estudios infantiles de la universidad de Yale (posteriormente en la universidad de Illinois, en Chicago), cuya misión es ayudar a las escuelas a introducir cursos de educación emocional.
Editado por primera vez en 1995, Inteligencia Emocional se mantuvo durante un año y medio en la lista de libros más vendidos del The New York Times. Según la web oficial de Daniel Goleman, hasta 2006, alrededor de 5.000.000 de ejemplares han sido vendidos en treinta idiomas, siendo best seller en muchos paises.
Principios de la Inteligencia Emocional..
1.- Recepción: Cualquier cosa que incorporemos por cualquiera de nuestros sentidos.
2.- Retención: Corresponde a la memoria, que incluye la retentiva (o capacidad de almacenar información) y el recuerdo, la capacidad de acceder a esa información almacenada.
3.- Análisis: Función que incluye el reconocimiento de pautas y el procesamiento de la información.
4.- Emisión: Cualquier forma de comunicación o acto creativo, incluso del pensamiento.
5.- Control: Función requerida a la totalidad de las funciones mentales y físicas.
El mismo Goleman y demás autores definen el éxito de gerentes líderes y trabajadores en personas de alto nivel de desempeño, destrezas, habilidades técnicas y emocionales, bien desarrolladas alcanzando capacidad de dar sentimientos que cada vez se hacen más competitivos y necesarios en la familia, la gerencia y la sociedad.
Las competencias emocionales que más se repitieron como decisivas en el éxito de los líderes y sus empresas, fueron clasificadas en cuatro categorías, contando con varias competencias cada una para presentar así, las 20 Competencias Emocionales Claves, las cuales mencionaremos y comentaremos a continuación:
Auto-conciencia: La habilidad para reconocer y comprender los propios estados emocionales, sentimientos, rasgos, así como su efecto en las demás personas. Las competencias que se miden y desarrollan en esta categoría son: la auto-confianza, la capacidad para despertar estados emocionales alegres y llenos de buen humor.
Auto-regulación: La habilidad para controlar y redireccionar impulsos y estados emocionales negativos, unido a la capacidad para suspender juicios y pensar antes de actuar. Las competencias que se miden y desarrollan en esta categoría son: Auto-control, confiabilidad, conciencia, adaptabilidad, orientación a resultados e iniciativa.
Empatía: Las habilidades para sentir y palpar las necesidades de otros y de la propia organización, unida a la apertura para servir y cubrir las inquietudes de quienes le rodean. En esta categoría se miden y desarrollan: la empatía, la conciencia organizacional y la orientación al servicio.
Socialización: Engloba el dominio de estrategias y formas de relacionarse afectiva y efectivamente con las demás personas, creando redes de relaciones, construyendo climas agradables, abiertos y efectivos en sus conversaciones. Las competencias en esta categoría son: desarrollo de persona, liderazgo, influencia, comunicación, gerencia del cambio, manejo de conflictos, construcción de redes y la cooperación en equipo.
Para la medición y desarrollo de las 20 competencias claves y bajo la aprobación de Goleman fue creado un instrumento.
Al presentar dicho instrumento, en las conferencias de prensa, una de mis preguntas versó sobre la real posibilidad de desarrollar las competencias emocionales a través del adiestramiento.La respuesta de Goleman nos alertó sobre la alarmante proliferación de cursos cortos que afirman y garantizan la posibilidad de ser inteligente emocionalmente con solo un taller de uno o dos días.
Él afirma que es casi imposible lograrlo sin la presencia de un coach especializado en el seno de la empresa u organización donde interactúan las personas que desean contar con las mencionadas competencias, Goleman sugiere y cree en los programas largos (mínimo de 6 meses) en los cuales los participantes se ven motivados y exigidos a autoobservarse en su interacción con otros, contemplan la presencia de un coach o facilitador que actúa como espejo del comportamiento y además con sesiones de aprendizaje y práctica de las competencias en la vida real del participante. Todo esto basado en un detallado diagnóstico validado, que permita determinar el perfil deseado, el perfil actual y las acciones para reducir el gap entre estos dos perfiles.
A los que apenas estamos aprendiendo la gerencia de nuestros estados anímicos y nuestras emociones, confesando lo difícil que en algunos momentos se torna ser congruente con lo que uno está aprendiendo sobre esta valiosa inteligencia, nos resulta grato invitar a aquellos lideres que desean alcanzar altos niveles de satisfacción y efectividad en sus grupos de acción.
Les invitamos a practicar estas: 7 eses para ser competitivo y feliz.
Saludable: Cuida su salud, se ejercita y alimenta adecuadamente para contar con la energía requerida en su trabajo intelectual, emocional y físico. Realiza un chequeo médico frecuente para prevenir y atender cualquier potencial afección. Está lleno de vitalidad y contagia energía.
Sereno/a: Gerencia las respuestas emocionales que generan sus sentimientos y estados de ánimo, es firme cuando ha de serlo, pero emplea autocontrol, paciencia y tacto en su actuar. Evita que su amígdala cerebelosa produzca arranques de ira que afecten sus relaciones humanas. Disfruta de la tranquilidad y domina técnicas de auto relajación.
Sincero/a: Actúa en sus conversaciones y acciones basado en la ética, honestidad y justicia. Es abierto para expresar sus puntos de vista, empleando su verdad asertiva y respetuosamente, con franqueza y firmeza pero con consideración.
Sencillo/a: Se maneja en sus relaciones personales y profesionales con humildad y simplicidad, no deja de conocer su valor y sus logros, pero reconoce que puede aprender de todo ser humano y que sus éxitos se los debe a otras personas. Evita la pompa y los lujos excesivos, pues sabe darle el justo valor a lo material, dentro de un clima de abundancia y prosperidad.
Simpático/a: Es cortés, amable, educado en su hablar, evita los vicios comunicacionales del cinismo, sarcasmo, burla, humillación, discriminación, generalización y juicios sin sustentación. Busca ser asertivo, pero considerado y respetuoso del clima de sus conversaciones, fluyendo con buen humor, alegría y disfrute en su interacción humana.
Servicial: Emplea el poder de la retribución y del servicio para llegar dentro de las necesidades de otros, haciéndose cargo de las inquietudes de quienes le rodean en su familia, trabajo y vecindad. Sabe que a través del servicio logra una elevación espiritual que le beneficia en otros ámbitos de su vida, por lo que ve al servicio como algo honroso y valioso para su vida y la de los demás.
Sinérgico/a: Coopera y crea climas de cooperación y ayuda mutua en sus equipos de trabajo, tanto en la familia, el gremio o la empresa. Se maneja a si mismo como una parte clave de un equipo y no como una pieza indispensable. Esto le hace tomar consciencia de la importancia de la coordinación, el apoyo, la humildad para aprender, la visión común, la creatividad y la libertad para generar impecabilidad en las acciones que toman los diferentes equipos humanos a los que pertenece.
Centenario Miguel Hernández
1910-1942
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.
Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.
Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.
Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.
Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.
Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándole a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.
Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.
Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.
Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.
Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.
Teme que se levante huracanado
del bando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.
Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.
Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.
VUELO
Sólo quien ama vuela. Pero, ¿quién ama tanto
que sea como el pájaro más leve y fugitivo?
Hundiendo va este odio reinante todo cuanto
quisiera remontarse directamente vivo.
Amar ... Pero, ¿quién ama? Volar ... Pero, ¿quién vuela?
Conquistaré el azul ávido de plumaje,
pero el amor, abajo siempre, se desconsuela
de no encontrar las alas que da cierto coraje.
Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltaban plumas puso valor y olvido.
Iba tan alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otro como el granizo grave.
Ya sabes que las vidas de los demás son losas
con que tapiarte: cárceles con que tragar la tuya.
Pasa, vida, entre cuerpos, entre rejas hermosas.
A través de las rejas, libre la sangre afluya.
Triste instrumento alegre de vestir; apremiante
tubo de apetecer y respirar el fuego.
Espada devorada por el uso constante.
Cuerpo en cuyo horizonte cerrado me despliego.
No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas
por estas galerías donde el aire es mi nudo.
Por más que te debatas en ascender, naufragas.
No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.
Los brazos no aletean. Son acaso una cola
que el corazón quisiera lanzar al firmamento.
La sangre se entristece de debatirse sola.
Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.
Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala
un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve
como un élitro ronco de no poder ser ala.
El hombre yace. EL cielo se eleva. El aire mueve.
YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.
La piel del alma.
Ahora cree que Manuel Ginés fue un buen hombre, un excelente abogado que contrajo matrimonio con una gran mujer y además era padre de una niña que entonces sólo tenía ocho años. Joven, trabajador y lleno de vigor, un gran luchador que anteponía la palabra a la fuerza, que mostraba con firmeza sus ideas y cuyos pensamientos quizás no gustaron a una parte de la sociedad.
Aún no había llegado el verano, pero ya se respiraba en el ambiente ese calor enrarecido que llena de vida las calles y los parques. La proximidad de la estación estival transformaba el paisaje de los pueblos. La tarde invitaba a pasear por la alameda y a observar el bullicio de la gente que daba fe de lo buena que es la vida, y así lo hizo Julián. Su paseo fue de dos horas, dos largas horas de enfrentamiento personal en busca de un porqué. A pesar de todo, llegó muy pronto al punto cero – así es como él lo denominaba – tan pronto que tuvo tiempo de tomar café en el bar que había frente a la parada del autobús. El olor del grano molido casi lo distrajo. Luego, se dejó llevar por el griterío de unos niños que chapoteaban con el agua de la fuente en la que se sostenían tres cabezas de cisnes de las que manaban un chorro de agua fresca. Miraba a los viandantes y sin quererlo oía los murmullos de la gente que pasaba o se paraba junto a él. Poco antes de las siete de la tarde salió del bar y se dirigió al otro lado de la calle. Cruzó varias veces la avenida por lugares diferentes sin alejarse demasiado de su punto cero, manteniéndolo en todo instante en observación. Estaba muy nervioso, erguía su cabeza para que la suave brisa del atardecer peinara su rostro firme y se dejaba llevar por el latente rugir de los árboles…. A lo lejos divisó el coche oscuro que esperaba al fondo sur de la avenida. Entonces Julián se transformó por completo. Su templanza era tal que incluso a él le asustaba. Ya nada ni nadie podrían distraerlo. Esperó con calma a que el semáforo encendiera la luz verde para cruzar con seguridad, y una vez acoplado en su punto cero, fue cuestión de segundos. El vehículo negro estacionó pasada la parada del autobús. Era el lugar esperado. Julián avanzó hacia él con precaución y rapidez, sacó la pistola que portaba en su costado izquierdo y, sin mediar palabra, apuntó con frialdad a la cabeza del individuo que se encontraba en su interior haciéndola disparar dos veces al tiempo que cruzaba su mirada con la niña que ocupaba el asiento trasero del coche y de la cual él no se había percatado. Ese día, precisamente ese, Ginés había recogido a su hija a la salida de su cumpleaños. Pistola en mano, el ejecutor corrió y corrió, enfundó su arma y llegó al punto acordado.
Todo salió bien.
El inesperado ruido del timbre lo confunde por un instante. Las puertas de las celdas se abren para que los reos puedan salir al patio y disfruten de la libertad prohibida. Julián reniega de ese efímero derecho para seguir recostado en su catre. Su debilidad psicológica lo tiene muy abatido y no puede evitar que sus pensamientos lo lleven de nuevo al pasado.
La viuda de Ginés demostró ser una mujer muy fuerte. Lo sorprendió muchísimo cuando, varios días después del atentado, la vio por televisión en uno de esos actos pacíficos donde con gran entereza leyó un comunicado en el que alababa el trabajo de su esposo. Relató también sobre la transformación que todo lo ocurrido había supuesto en su vida familiar, y, en concreto, sobre el fuerte trauma que padecía su hija Silvia. Además pidió perdón para la persona que cometió el crimen, la instó a que recordara a sus seres queridos y a que no olvidara el amor de una madre destrozada. Por eso y por todo ese pasado tan presente, le suplicó muy afectada que dejara las armas y que el horrendo crimen quedara en un hecho aislado que jamás volviera a repetirse.
Pasados dos días, una llamada anónima a la policía facilitó el paradero de Julián e inmediatamente fue detenido sin resistencia. Se declaró culpable y fue condenado.
Todavía, en el presente, busca ese porqué quizás con más hincapié que momentos antes de lo sucedido. Jamás olvidará la imperturbable cara de la niña que dejó atónita en el coche. Siempre la tendrá presente, en sus días y en las noches. Su rostro es como un gran tatuaje en su alma. Ésta es la cruel venganza de su crimen, no los barrotes que lo privan de la libertad, ni siquiera la ausencia de sus seres queridos, sino esa faz invisible que lleva dentro. Ése es su verdadero castigo.
Por Juan Herrera Barba.
Aún no había llegado el verano, pero ya se respiraba en el ambiente ese calor enrarecido que llena de vida las calles y los parques. La proximidad de la estación estival transformaba el paisaje de los pueblos. La tarde invitaba a pasear por la alameda y a observar el bullicio de la gente que daba fe de lo buena que es la vida, y así lo hizo Julián. Su paseo fue de dos horas, dos largas horas de enfrentamiento personal en busca de un porqué. A pesar de todo, llegó muy pronto al punto cero – así es como él lo denominaba – tan pronto que tuvo tiempo de tomar café en el bar que había frente a la parada del autobús. El olor del grano molido casi lo distrajo. Luego, se dejó llevar por el griterío de unos niños que chapoteaban con el agua de la fuente en la que se sostenían tres cabezas de cisnes de las que manaban un chorro de agua fresca. Miraba a los viandantes y sin quererlo oía los murmullos de la gente que pasaba o se paraba junto a él. Poco antes de las siete de la tarde salió del bar y se dirigió al otro lado de la calle. Cruzó varias veces la avenida por lugares diferentes sin alejarse demasiado de su punto cero, manteniéndolo en todo instante en observación. Estaba muy nervioso, erguía su cabeza para que la suave brisa del atardecer peinara su rostro firme y se dejaba llevar por el latente rugir de los árboles…. A lo lejos divisó el coche oscuro que esperaba al fondo sur de la avenida. Entonces Julián se transformó por completo. Su templanza era tal que incluso a él le asustaba. Ya nada ni nadie podrían distraerlo. Esperó con calma a que el semáforo encendiera la luz verde para cruzar con seguridad, y una vez acoplado en su punto cero, fue cuestión de segundos. El vehículo negro estacionó pasada la parada del autobús. Era el lugar esperado. Julián avanzó hacia él con precaución y rapidez, sacó la pistola que portaba en su costado izquierdo y, sin mediar palabra, apuntó con frialdad a la cabeza del individuo que se encontraba en su interior haciéndola disparar dos veces al tiempo que cruzaba su mirada con la niña que ocupaba el asiento trasero del coche y de la cual él no se había percatado. Ese día, precisamente ese, Ginés había recogido a su hija a la salida de su cumpleaños. Pistola en mano, el ejecutor corrió y corrió, enfundó su arma y llegó al punto acordado.
Todo salió bien.
El inesperado ruido del timbre lo confunde por un instante. Las puertas de las celdas se abren para que los reos puedan salir al patio y disfruten de la libertad prohibida. Julián reniega de ese efímero derecho para seguir recostado en su catre. Su debilidad psicológica lo tiene muy abatido y no puede evitar que sus pensamientos lo lleven de nuevo al pasado.
La viuda de Ginés demostró ser una mujer muy fuerte. Lo sorprendió muchísimo cuando, varios días después del atentado, la vio por televisión en uno de esos actos pacíficos donde con gran entereza leyó un comunicado en el que alababa el trabajo de su esposo. Relató también sobre la transformación que todo lo ocurrido había supuesto en su vida familiar, y, en concreto, sobre el fuerte trauma que padecía su hija Silvia. Además pidió perdón para la persona que cometió el crimen, la instó a que recordara a sus seres queridos y a que no olvidara el amor de una madre destrozada. Por eso y por todo ese pasado tan presente, le suplicó muy afectada que dejara las armas y que el horrendo crimen quedara en un hecho aislado que jamás volviera a repetirse.
Pasados dos días, una llamada anónima a la policía facilitó el paradero de Julián e inmediatamente fue detenido sin resistencia. Se declaró culpable y fue condenado.
Todavía, en el presente, busca ese porqué quizás con más hincapié que momentos antes de lo sucedido. Jamás olvidará la imperturbable cara de la niña que dejó atónita en el coche. Siempre la tendrá presente, en sus días y en las noches. Su rostro es como un gran tatuaje en su alma. Ésta es la cruel venganza de su crimen, no los barrotes que lo privan de la libertad, ni siquiera la ausencia de sus seres queridos, sino esa faz invisible que lleva dentro. Ése es su verdadero castigo.
Por Juan Herrera Barba.
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